Tras un fin de semana fresco, aunque más parecido a lo que corresponde por estas fechas, vuelvo a escribir por aquí. Estos días han sido de fiesta en clave de pana y camisas de cuadros, efectivamente, tocaba congreso sociata en Sevilla y, sorpresa, por fin se ha cambiado el Secretario General en el PSA, que emoción. Para los despistados y bohemios toca informar de que ahora es Jose Antonio Griñán, que ya era Presidente de la Junta y, viendo que no es muy problemático, han optado por darle el puesto en el partido, que ya cantaba un poco el tema. Sinceramente, esto me produce una gran pena, no por Jose Antonio y su ilusión por cambiar lo incambiable (en menudo lío se ha metido), sino que es la confirmación de que se acabaron los tradicionales chistes a Manuel Chaves, alias "er Cabesa", tan querido por los parroquianos cerveciles de la baja Andalucía, volveremos a los chistes de telones, cuestión de modas.
Mejor dejemos el circo andaluz al que un día le dedicaré sudor y lágrimas, nunca mejor dicho. Yo, como casi todos los nacidos en los 80, crecí viendo la televisión, por algo nos llaman la generación perdida. De pequeño tenía dos ídolos: Uno era, y lo sigue "hexasiendo", Pep Guardiola y el otro, más particular, se combinaba con una de mis mayores aficiones, si algo en este mundo me ha gustado de verdad son los documentales de animales y, entre ellos, la serie "El cielo y la tierra" de Félix Rodríguez de la Fuente era mi favorita, benditos recuerdos de infancia.
De chico nunca imaginabas que en España pudiera haber tal cantidad de especies, lo que veías no era África o la selva amazónica, sino los Pirineos, Doñana, Cabo de Gata o Las Tablas de Daimiel. Me vienen a la cabeza esas imágenes en prehistórica calidad de águilas o linces cazando, cabras montesas peleando en precipicios, búhos, lechuzas y mal agoreros mochuelos, la emigración de las aves y, sobre todo, la imagen de ese señor casi venido de otro siglo, de profunda voz nórdica, con un lobo a su vera, que nos intenaba dar nociones de ecologismo, conservación y respeto hacia nuestro hábitat natural, un aventurero en pleno sur de Europa. Lástima que vivamos en el país de los olvidadizos y las Belén Esteban o los Gran Hermanos, importen hoy día más que la falta de respeto por nuestra flora y fauna, que realmente está en crisis con la especulación del siempre traidor ser humano.
Félix murió hace ya 30 años, pese a su profesión, sus estudios eran los de médico y la biología un simple "pasatiempo", por así decirlo. Precisamente, su modo de ganarse la vida lo llevó a colaborar con grandes biólogos y con futuros herederos de su obra, entre los que se encontraba, lo que son las casualidades, Miguel Delibes de Castro, gran defensor y estudioso del lince ibérico en Doñana, donde dirige un grupo ecológico hoy día y fue director de la propia estación, centrando prácticamente toda su carrera en la protección del felino endémico más amenazado del mundo. No es mucha casualidad que el pequeño Miguelito también tuviera sus ídolos de crío y se hiciera biólogo por escuchar, supongo que de propia boca, las historias de quien mejor ha sabido describir el campo, la vida en el mismo y el deporte de la caza, su padre, Miguel Delibes.
El escritor de los largos cipreses, los angostos caminos, los inocentes no tan santos y un tal Mario un poco pesado, al igual que su hijo y Félix, radiaba naturaleza por los costados. Como con Andalucía y su eterna bufonería, no se puede escribir más de la cuenta de un grande en este arte. Alguien al que le "cansaba pensarse" no merece ser manchado por la pluma (o teclado) de un mero aficionado, así que para terminar, permitidme usar una cita suya que le vendría bien a más de uno por estas contaminadas tierras sureñas:
Mejor dejemos el circo andaluz al que un día le dedicaré sudor y lágrimas, nunca mejor dicho. Yo, como casi todos los nacidos en los 80, crecí viendo la televisión, por algo nos llaman la generación perdida. De pequeño tenía dos ídolos: Uno era, y lo sigue "hexasiendo", Pep Guardiola y el otro, más particular, se combinaba con una de mis mayores aficiones, si algo en este mundo me ha gustado de verdad son los documentales de animales y, entre ellos, la serie "El cielo y la tierra" de Félix Rodríguez de la Fuente era mi favorita, benditos recuerdos de infancia.
De chico nunca imaginabas que en España pudiera haber tal cantidad de especies, lo que veías no era África o la selva amazónica, sino los Pirineos, Doñana, Cabo de Gata o Las Tablas de Daimiel. Me vienen a la cabeza esas imágenes en prehistórica calidad de águilas o linces cazando, cabras montesas peleando en precipicios, búhos, lechuzas y mal agoreros mochuelos, la emigración de las aves y, sobre todo, la imagen de ese señor casi venido de otro siglo, de profunda voz nórdica, con un lobo a su vera, que nos intenaba dar nociones de ecologismo, conservación y respeto hacia nuestro hábitat natural, un aventurero en pleno sur de Europa. Lástima que vivamos en el país de los olvidadizos y las Belén Esteban o los Gran Hermanos, importen hoy día más que la falta de respeto por nuestra flora y fauna, que realmente está en crisis con la especulación del siempre traidor ser humano.
Félix murió hace ya 30 años, pese a su profesión, sus estudios eran los de médico y la biología un simple "pasatiempo", por así decirlo. Precisamente, su modo de ganarse la vida lo llevó a colaborar con grandes biólogos y con futuros herederos de su obra, entre los que se encontraba, lo que son las casualidades, Miguel Delibes de Castro, gran defensor y estudioso del lince ibérico en Doñana, donde dirige un grupo ecológico hoy día y fue director de la propia estación, centrando prácticamente toda su carrera en la protección del felino endémico más amenazado del mundo. No es mucha casualidad que el pequeño Miguelito también tuviera sus ídolos de crío y se hiciera biólogo por escuchar, supongo que de propia boca, las historias de quien mejor ha sabido describir el campo, la vida en el mismo y el deporte de la caza, su padre, Miguel Delibes.
El escritor de los largos cipreses, los angostos caminos, los inocentes no tan santos y un tal Mario un poco pesado, al igual que su hijo y Félix, radiaba naturaleza por los costados. Como con Andalucía y su eterna bufonería, no se puede escribir más de la cuenta de un grande en este arte. Alguien al que le "cansaba pensarse" no merece ser manchado por la pluma (o teclado) de un mero aficionado, así que para terminar, permitidme usar una cita suya que le vendría bien a más de uno por estas contaminadas tierras sureñas:
"Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad".
(DEP)
2 comentarios:
Killo gines esto q karajo es??tu q eres marikon o q te pasa tio??
A ver si dejas ya de kitarte y ponerte el tuenti q si no no te puedo desfasar¡¡nos vemos marikon¡¡
jajajajajaja, iyo Diegasso ponte a calcular estadísticas computerizadas y déjate de tanto desfasar a la gente, xDDDDD
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