Recuerdo que estábamos a punto de empezar la clase de filosofía precisamente, tocaron a la puerta y Antonio Ruíz (aquí su blog), uno de los mejores profesores que creo hemos tenido nunca, levantó las cejas y salió a ver qué pasaba. Como buen filósofo odiaba que lo interrumpieran, era un profesor de la "vieja escuela", si te interesa entras y atiendes y si no, eres libre de irte a pensar en tus cosas, pero no des por saco en mis clases porque ya somos todos mayorcitos y el Bachillerato no es obligatorio, curiosamente esa libertad que nos daba hacía que sus clases fuesen tan amenas y, que normalmente, no faltara mucha gente por voluntad propia. Alguien le dijo lo que había pasado, entró de nuevo y con ese aire despreocupado que a veces hacía pensar en cierta falta de concentración, cuando en realidad intentaba llevar su ciencia a nuestras inmaduras mentes de la forma más simple posible, empezó a rascarse su canosa barba y nos dijo que cerráramos libros y libretas y que lo guardáramos todo, escribió en la pizarra las palabras "TERRORISMO VS LIBERTAD DE EXPRESIÓN".
Por primera vez alguien me dijo que el terrorismo no se combate desde las armas, desde la sumisión o desde cualquier maniobra gubernamental, es mucho más profundo, hay que hacerlo siempre de cara y sin ningún tipo de miedo, pues si eso ocurriera se estaría hiriendo a nuestra libertad de expresión, que al fin y al cabo es la herramienta que nos sirve para socializarnos y vernos completos como personas, sin ella no existe sentido alguno para la palabra democracia y, mucho menos, para los términos de individuo o pensamiento crítico. Al fin y al cabo, eso es lo que a mí me permite hablar de esto aquí, a Rosa Díez hablar de Garzón o a ese señor catalán sacar una banderilla y decir que le produce dolor. El debate es sinónimo de libertad y si no pudiéramos expresarnos, debido a cualquier movimiento violento de presión, a eso se le llama terrorismo, por lo tanto hay que afrontarlo como personas libres y no como individuos sometidos. Cualquier tipo de terrorismo es combatible desde la unión y el respaldo social que esto conlleva.
Han pasado 6 años ya, ese día se convirtió en gris y el siguiente en negro, cuando tienes esa edad lo único que te importa es que no vas a poder ir a Madrid al tradicional viaje de Bachillerato y, sin embargo, no te das cuenta del contexto histórico y social en el que estás metido de lleno. Ahora que ha pasado el tiempo recuerdo aquel día desde la subjetividad que me precede el poder haberlo vivido, por eso mismo no he hablado de dolor, de familias rotas o de políticos exaltados echándose las culpas, no me parecía serio y rozaría el morbo gratuito. El terrorismo es ese cáncer que toda sociedad sufre pero no debe perdonar, no existe justificación alguna para matar o extorsionar por motivos políticos, territoriales, económicos o históricos, el día que comprendamos que hay que mirarlo de frente, todas nuestras libertades individuales lo hundirán colectivamente.