Qué tendrás vieja amiga
para bailar en mi memoria,
qué tendrá tu arena fina
al fundirse con mi frente.
Te conozco más que a nada
y cada día me sorprendes,
te reservo el corazón
para el día que me vaya.
No será grande el firmamento,
no habrá mundos en este cielo,
y los dioses te guardaron
esquinada en ese hueco.
Un poeta hubo de ser
el que te pusiera nombre,
espejo del mar salado
que te baña eternamente.
Madre de hombres nobles
y mujeres más que valientes,
reina de reyes caídos
que anarquizan tu semblante.
Me mareo al describirte
se me nublan los sentidos,
te tengo comparada
con una obra de arte.
con una obra de arte.
A música de película
me suena tu fresca brisa,
a dorada melodía
de una canción de cuna.
Que la blanca nieve te estima
y te cubre cada invierno,
que hasta África te admira
y te presta su desierto.
Si el mismo reino de Granada
te tuvo envidia un día,
por robarle a Federico
y hacerle oler tus rimas.
Has inspirado sueños,
eterna tierra mía,
se olvidaron de olvidarte
los poemas de la vida.
Y allí sigues atardeciendo
en tu pacto con la alegría,
que de oro son tus lunas
y el sol te tiene manía.
Desde la rota distancia
te despido cada día,
qué tendrás mi vieja amiga,