miércoles, 23 de febrero de 2011

La Zorra y las Uvas.

En Bachillerato mi profesor de filosofía nos enseñó una fábula de Fedro, un esclavo que ganó la libertad por plantarle cara a su amo que, si mal no recuerdo, era el mismo Augusto. La historia era corta, cosa que es de agradecer porque estaba en latín, y trataba sobre una zorra que se acercó a un elevado viñedo porque estaba hambrienta, pese a saltar con todas sus fuerzas, no consiguió llegar hasta el fruto y cuando desistió se marchó del lugar diciendo: "Las uvas están verdes y no quiero comerlas ácidas." Pero lo más importante de este pequeño cuento era la moraleja, que concluía con lo siguiente: "Qui facere quae non possunt verbis elevant, adscribere hoc debebunt exemplum sibi." Lo que viene a significar que "quienes quitan valor con sus comentarios a las cosas que ellos no pueden hacer, deben aplicarse este cuento a sí mismos".

Supongo que eso fue lo que le pasó a Tejero y sus camaradas (por llamarlos de una manera educada) aquel 23 de Febrero. Intentaron arrancar lo que había costado tanto sudor, y tanta sangre, hacer que madurara. Entraron en la casa del pueblo a base de violencia y malos modos, demostrando el espíritu de la España antagónica que defendían. Cuando vieron que la torre ya era demasiado alta para derribarla dieron la vuelta con el rabo entre las piernas, como la zorra de nuestra historia. Al igual que Febro el pueblo español ganó aquel día su derecho a la democracia, a la igualdad de condiciones y sin más derramamientos de glóbulos rojos, sin más aquí se hacen las cosas "por mis cojones". 

Siempre que veo las imágenes, porque en 1981 yo no era ni proyecto, me quedo con la actitud de Gutiérrez Mellado, un setentón de derechas, un militar de toda la vida plantándole cara con su dedo índice a veinte metralletas. Es posible que sea el símbolo del proceso democrático, el corte de manga a la derecha más rancia y la apertura hacia una nueva España, un estado de derecho libre e igualitario. Porque aquel día la derecha democrática plantó cara como aquel señor y demostró que también había sido oprimida durante muchos años. Porque aquel día solo importaba una cosa, espantar a la zorra para siempre y que no volviera nunca más.


sábado, 19 de febrero de 2011

La Luna vino a la Fragua.

Siempre me he fijado en que hay cosas que vuelven por sí solas, sin esperarlas, como la paloma mensajera que conoce al dedillo la ruta para regresar al hogar, o el agua ya posada en las calles, que se vuelve una tierna neblina para hacerse lluvia de nuevo al cabo de unas horas, como si no quisiera dejar de caer.

Hoy estaba enfadado, cabreado conmigo mismo, me he pasado la mañana entera durmiendo y hacía tiempo que ni se me ocurría, así que me he levantado insultándome al espejo, mi reflejo y yo éramos dos púgiles en la toma de pesos antes del combate. Para flagelarme aún más, he decido ponerme los bártulos de deporte y salir a correr por la Torre del Oro.

Después de hacer el intento durante unos pocos kilómetros, mis piernas me han advertido que tenían bastante y le han informado al sudoroso cerebro que era hora de ir a ducharse. He decidido volver a mi casa andando junto a la orilla de río. Hacía una buena temperatura y al cruzar el puente muchos enamorados buscaban el calor del sol, a modo de resaca pastelera del día de San Valentín.

La brisa marinera de interior rozaba el rostro y abría los poros. Un par de abuelos con visera sentados en sillas plegables de madera, observaban atentos el jugar de sus nietos y una mesa con porte endeble, debido a su posición sobre la calle empedrada, separaba la descansada silueta de sus viejos cuerpos. Junto a la sombra de un naranjo he tomado sitio para estirar mis oxidadas articulaciones. Uno de los niños portaba un pequeño y conseguido tambor amarrado en la graciosa barriga, mientras dejaba que su compañero de fechorías posara, con mucha fe pero sin absoluto compás, la baqueta sobre el pellejo. Sus caras rosadas demostraban el divertido esfuerzo de una tarde ajetreada de niñez.

-Pepito, ¿dónde vas con la caja chiquillo? ¿vas a salir en semana santa con ella?- Le ha preguntado uno de los sombrereados al chicuco.
-¡Qué va! Yo soy carnavalero como mi abuelo...- Replicaba el niño, sin dejar de mirar el instrumento, mordiéndose los labios con cara de suma concentración, con una seriedad que hacía bastante gracia.

El orgulloso abuelo que no dejaba de mirarlo, ha sentado los nudillos en la mesa y se ha puesto a recitar aquello tan lorquiano de: "La luna vino a la fragua, con su polisón de nardos..." Y el soniquete me ha recordado algo que no escuchaba desde mi más tierna niñez. Así me ha venido la felicidad hoy, cuando menos la esperaba y me ha devuelto para Triana más contento que unas pascuas, mañana será otro Domingo más, con sus pequeñas sorpresas para seguir saboreando el constante pasar la vida.


La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos
el niño la mira mira
el niño la mira mira
el niño la está mirando.

Niño mira qué te traigo
un martillito de plata
luna no quiero martillo,
luna no quiero martillo
dale un duende a mi garganta.
Y la luna se lo dio, bendita sea
y el chiquillo se durmió, ea la ea.

Duende,
pa tu garganta los duendes, 
duendes
"pal" corazón del gitano
yunque, clavos y alcayatas.

Muerte, 
¿qué vienes buscando muerte?
Deja tranquilo al hermano,
déjalo no seas ingrata.

Hoy la fragua huele a muerte
y a tu tumba otra vez vengo
ya sé que no puedo verte
vengo a partirme la camisita que tengo.


 

lunes, 14 de febrero de 2011

La Ley Sinde, en mi humilde opinión...

Sobre la famosa ley Sinde no me he pronunciado todavía en este blog, porque no creo que tenga ni autoridad ni conocimiento suficientes sobre la misma. Para hablar sobre un conflicto, con cierto conocimiento de causa, hay que saber qué lo provoca y analizar la postura de las dos partes enfrentadas. Yo no me considero un gran espectador, tanto en música como en cine suelo buscar lo que creo que me va a gustar y, si lo consigue, lo consumo bien sea comprándolo u ocupando una butaca en alguna de las muchas salas de cine. Y por supuesto, no soy un autor de medios audiovisuales, ni he sufrido en mis carnes la elevación a "dios de la cultura" que estos "creadores de sueños" disfrutan en sus propias carnes, además de la suculenta subida salarial correspondiente. Todo esto para empezar, me lleva a la pregunta de por qué los escritores, pese a llevar muchos más años en este mundo, nunca se han quejado de las copias "piratas" de sus obras pese a tener mucha menos repercusión mediática y económica en la sociedad actual, ahí dejo la cuestión para quien quiera pensarla.

Una vez aclarado que yo no soy nadie, valga la automutilación de mi ser pensante, sí que puedo ofrecer cierta opinión tan irrespetable como la de cualquier ciudadano de a pie. Para poner en situación, colocaré sobre la balanza las dos opciones que me parecen más interesantes y que pueden llegar a buen puerto:

Por un lado hablaré de David Bravo, a este señor lo conocí escuchando un disco del rapero sevillano Tote King, hace ya bastantes años, sobre una base musical se encontraba su voz explicando el excesivo uso de eufemismos en los medios actuales, siempre con cierto tono de humor ácido, al más puro estilo de un Woody Allen a la española. David es especialista en derecho informático y en las leyes de propiedad intelectual, es el máximo defensor de los consumidores, de esos "piratas del siglo XXI" que no dejan de ser médicos, abogados, albañiles, amas de casa... en general personas normales que se convierten en delincuentes anónimos para los defensores de la ley.


Por otra parte, está Álex de la Iglesia, un director de cine conocido por todos, uno de los mayores creadores de nuestro país en la actualidad y con una creciente popularidad en el extranjero. Hace pocos días, saltaba la noticia de que dejaba la presidencia de la Academia de Cine por la dichosa ley Sinde, no era moral mantener el puesto si no pensaba lo mismo que la ministra y sus amigos de la SGAE. Es de sombrerazo que alguien deje un cargo tan bonito (entiéndase bonito como cantidad de ceros en la nómina a final de mes) con lo divertido y bien visto que está eso de cobrar por salir en la foto, hay quien ocupa un cargo y hay quien se carga a las espaldas el peso de una ocupación.


Mi conclusión poco importará ya, pero es obligación para que el texto me quede bien. Me parece absurdo, y me saca una sonrisa de oreja a oreja, el intento de cortarle las alas a algo que es más universal que bostezar por las mañanas, la cultura. Quien intenta mutilar el traspaso de cultura de unos a otros, es quien no merece relevancia alguna, porque solo piensa en su beneficio, en la hinchazón de sus cuentas corrientes en el extranjero, y olvida que desde el "boca a boca" es donde se han vuelto eternas las grandes obras. Un buen filósofo sin nadie que lo escuche, se queda solo en filósofo. Todo esto me recuerda a aquellos versos de Manuel Machado, desde su trono bien ganado explicaba hace unos cuantos años el fascinante deseo de la mayor de sus satisfacciones, el anonimato de sus letras. Los hay ingeniosos y los hay genios:

LA COPLA

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.

Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.
                            Manuel Machado.         

sábado, 12 de febrero de 2011

Anoche tuve visita...

Yo, que soy de pueblo arraigado en costumbres, siempre peco en verle la cara fantástica a las cosas. Me fijo en  los pequeños detalles y les doy demasiada importancia, pura supervivencia de la simpleza en mi mente o cruda banalidad en pequeñas raciones. Ayer pasé por uno de estos trances, y obtuve respuesta a una pregunta que llevaba haciéndome desde que desperté por la mañana. Para poner en situación, diré que mi madre es muy aficionada a contar que suele tener visitas fantasmagóricas por las noches que la advierten de cualquier cosa que pueda pasar y, como toda madre, las predicciones de su sexto sentido son de una exactitud científica al nivel de la mismísima NASA, muy a tener en cuenta.

El portazo del vecino me sacó de aquel sueño tan interesante y que jamás volveré a recordar. El reloj marcaría las ocho si no estuviera sin pilas, pero el teléfono móvil me sacó de dudas, dos horas antes de lo debido ya estaba con los ojos bien abiertos y los pies dentro de las zapatillas. Siempre he odiado preparar café, es una manía que tengo, es como robarle la red inalámbrica a alguien de tu vecindario, se cae cuando más la necesitas y funciona demasiado bien a horas intempestivas. Tras una feroz batalla con aquella máquina metálica del mal llamada cafetera, decidí rendirme y bajar a desayunar al bar de la esquina.

La camarera no paraba de mirarme con cara extraña, quizás le molestaba mi insistencia en la leche fría en mi dosis de café cortado cual drogadicto mañanero. Al servirme las tostadas se quedó mirándome y me dijo que le sonaba mi cara, que si yo no era el novio de su sobrina. "Pues mire señora, yo soy de Almería." "Será eso." Los andaluces justificamos nuestras respuestas con zonas geográficas, siempre me ha parecido curioso. Tras unas siete miradas sospechosas y unas tostadas deliciosas, salí de aquel lugar con la mente turbada y el estómago lleno. Había sido un desayuno totalmente metafísico, para esa señora yo era otra persona pese a ser yo mismo, o no. Mejor dejarlo estar.

Ya dentro del metro, en los últimos días los vagones entre túneles me han servido para alcanzar niveles creativos inesperados, a la par que absurdos. Me acomodé en uno de los asientos de plástico y, bolígrafo en mano, escribí esta frase en mi bloc: "Quien cree saber más de ti que tú mismo, obvia la dificultad de conocerse realmente como persona" o eso, o padece de doble personalidad pensé en tono burlón.

Pasó el largo y soleado día. Tras rechazar un par de ofertas no menos que suculentas, sobre salir a quemar el viernes y ahogar las penas entre alcohol y faldas, decidí algo más propicio para mi vejez prematura, leer para poder dormir. "El arma de los invisibles" me está enamorando como obra literaria y la recomiendo. Como un angelito quedé sumido en un incorpóreo sueño, tan buena fue mi interpretación que yo, emulando a mi madre, he de reconocer que tuve visita. Noté una mano helada en mi clavícula y quedé petrificado, pensé que eso no podía pasarme a mí que soy más susceptible que Iker Jiménez en un cementerio de mascotas, pero esa mano seguía ahí apoyada. Abrí los ojos con bastante miedo y vi una figura oscura, de pie junto a la cama y con una larga mata de pelo rizado...

Era mi hermana, ella sí eligió salir anoche y cuando llegó, en su realidad aderezada con ron cubano, pensó que yo estaba muerto y que había que tomarme el pulso para comprobarlo. El mareo que traía ni siquiera la llevó a pensar que podía estar felizmente dormido o, al menos, que no respiraba bien por mi posición sobre la cama. No, o vivo o muerto, casi me mata de verdad pero por el susto que me pegó. Esto es lo que pasa por pensar que uno sabe más de otra persona que él mismo, eso o que quizás el otro sea de Almería... ;-)

viernes, 4 de febrero de 2011

Seth el Revolucionario.

La situación en el norte de África siempre me preocupa, creo que por muchos motivos culturales y económicos casi llegamos a depender de lo que pase ahí abajo. Sobre Egipto quería escribir algo, pero creo que con esto que acabo de ver es suficiente:




Hay un proverbio árabe que todos conocemos: "Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo." Pues ojalá que estas noches oscuras la libertad, la razón y la justicia se hagan dueñas y señoras de las calles de El Cairo, nadie en absoluto merece vivir sometido ante un poder autoritario.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El Espejo de los Sueños.

Este es un poema o unas letras, como se quiera llamar me da igual, algo personal y lleno de contrastes. Es de mis primeros y cada vez que lo leo parece que lo entiendo un poco más. Me hace sentirme viejo porque tendrá nueve o diez años pero le tengo un cariño especial, aunque comprendo que es algo enrarecido, como casi todo lo que escribo.


El Espejo de los Sueños.

El pálido reflejo
hiere azul el cielo.
Volar por los claveles,
romper las orillas
de los versos,
invadir el universo.

El tránsito al mostrar
mercancías de pobreza.
Suponer la libertad,
encarcelar los sentimientos.
Flotar la costumbre
en la arena del desierto.

Quién fuera guardián
de la curva de tus besos.
Quién pudiera conquistar
el grito de lo incierto.
Imaginar lo posible
 debe ser razón de hechos.

El cálido reflejo
 cura rojo el suelo.
Nadar por los trigales,
mimar las cumbres
de la prosa,
abandonar las cosas.

La soledad al ocultar
retales de riqueza.
Asegurar la esclavitud,
liberar la frustración.
Ahogar la casualidad
en el mar de la habitación.

Quién fuese ladrón
de la línea de tus huesos.
Quién lograra abandonar
el silencio de lo cierto.
Creer lo imposible
debe ser cuestión de sueños.

 
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