Es cuestión de costumbres, mirar por la ventana, analizar el entorno y salir al balcón para volverse contrariado. Sentarse en soledad a pensar y soñar con la imposivilidad, memorizar la incredulidad. Es solo eso, pura forma de ser, una calada del cerebro al cigarrillo del pensamiento. El autismo como afición, la personalidad enganchada en el perchero de la habitación contigua y la deshumanización de la mente. Esa canción sigue sonando, pese a que hace rato que se quedó atrás en el reproductor, esa idea sigue molestando, pese a que hace tiempo que se olvidó, como un disturbio constante en la hospitalaria soledad del pensamiento individual. Pasan minutos, quizás horas, observando el leve movimiento de la silueta del sol entrando por la persiana. El tiempo seguirá corriendo, la arena seguirá copando el cristal inferior del reloj, pero es solo un mero componente más de nuestra sociedad, una forma de dominar la existencia, de transportar las vivencias hasta el nivel del absurdo. Todo y nada en un rato, poco y más en un segundo. Es solo eso, cuestión de costumbres.
sábado, 15 de enero de 2011
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