miércoles, 7 de abril de 2010

La isotropía llevada a la creatividad del hombre.

Como si de un banquete de reyes se tratara el ser humano vive en el orgullo y aprende a base de curas de humildad los días de cuaresma, no os preocupéis que yo soy el primero en incluirme en ello. Siempre que se dice que algo ya se ha hecho llega alguien y lo hace mejor y, para esto, un gran ejemplo es el deporte, que se convierte en la mejor ciencia social porque demuestra día a día la superación que el hombre, como animal, intenta demostrar. Es sencillo hablar de excelencia en este tema, muchos hombres y mujeres han cambiado la historia a base de trabajo y tenacidad, pero sobre todo de psicología, se puede llegar a un nivel físico excelente pero si la mente no da el último empujón no se pueden alcanzar esas cotas inusitadas.

Da igual dónde aparezca, ya sea desde el patio del colegio hasta el estadio de los Juegos Olímpicos, el placer de marcar el gol que le da la victoria a tu equipo de barrio o dar la zancada perfecta, en el último metro de recorrido para marcar un nuevo récord mundial, todo esto, es una degustación para los sentidos, un banquete de sensaciones más bien mental que físico, y es lo que marca nuestro carácter competitivo en todos lo ámbitos de la vida, el "querer es poder", se transforma en "poder es querer", ya que nada es imposible si eres fiel a tus ideas.

Se ha dicho estos días, medio en serio medio en broma, que Lionel Messi es isotrópico (vuelvo a remitirme al gran David Trueba que cada vez me fascina más), este elemento físico define cualquier cuerpo que elija la dirección que elija en cualquier espacio siempre llega al mismo resultado, en el caso del futbolista supongo que se referirá al gol, pero yo creo que el significado es mucho más profundo. Isotropía significa en griego, equitativo o igual, y eso es a lo que me refiero, cuando se magnifica a un deportista o a una persona por sus hazañas, se hace aún con mucho más fervor si se vislumbra que cualquier otro ser humano también lo podría haber realizado, y ahí es dónde encontramos la gran diferencia.

Messi, es igual a todos nosotros, un isótropo que ha tenido que ir superándose durante toda su vida y ha llegado al máximo nivel demostrándonos que esa humildad es la fuente de la que emana el triunfo. Pese al cariño de la gente se ha hecho más fuerte y no se ha acomodado, al igual que la envidia de los demás que no lo ha hundido sino que lo ha hecho imparable, esto ya lo hicieron otros; Jesse Owens, Nadia Comaneci, Muhammad Ali, Sergei Bubka, Magic Johnson, Carl Lewis, Haile Gebrselassie, Michael Jordan, Zinedine Zidane, Yelena Isinbáyeva, Usain Bolt o Michael Phelps (y unos cuantos más), todos nos enseñaron en algún momento puntual que, para poder ser el mejor en algo, se necesita un toque de creatividad que no está al alcance de todos, y esta misma irradia en la mente, solo hay que tener inspiración para conseguir dominarla.

Esta semana pasada hablaba con unos amigos de que es imposible escribir sobre la inspiración, porque es tan caprichosa que para hacerlo, hay que tenerla. Pues me equivocaba, sí se puede escribir sobre ella, pero hay que reflejarse en el espejo de la perfección para hacerlo. La inspiración es ver normal algo que los demás ven muy difícil, pensar en sencillez y llegar a la creación de cosas inimaginables para el resto del mundo. Y el claro ejemplo son todas estas personas, se diferencian o han diferenciado de los demás en algo muy sencillo, son inigualables, pues mientras que alguien normal en esos últimos metros pensaría que es el mejor y que nadie lo va a parar, ellos humildemente, piensan en lo que van a cenar esa noche.



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